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Mostrando entradas de junio, 2012

El duelo.

Me despierto a cada minuto, sintiendo que el vacío que hay a mi lado, se hace mas ancho y mas profundo. Ya lo extraño. Lo curioso es que, ya lo empezaba a extrañar desde mucho antes de su partida. Todo huele a él. Las sabanas, la cama, el baño, la cocina. Todo lo que nos fue prestado para que ambos desasiéramos el orden que había. Toda esta casa lo extraña, desde las paredes, hasta el techo que jamás se dejo ver. Todo. Y ahora… ¿Qué voy a hacer? Sin mi mano derecha, sin sentirlo a él en mi piel. ¿Qué hare con un olor pasajero? ¿Qué hare con mi mente que esta a su lado, mientras deja mi cabeza hueca y sin poder? Llevo tanta tristeza en mi corazón que no se como intentar hacer mi vida, con quien verdaderamente me pertenece. Pero no es con el con quien mi corazón desea envejecer, es con el que me hacia perder el tiempo, y me mantenía sucia bajo el sereno. Es con ese, el que me mantuvo oculta de los demás, mientras los demás se alejaban de mi pensando en que ya no estaba. Es con ese, el

Sin daños a terceros. (Has llegado tarde)

Tengo ganas de huir. De todas formas he llegado tarde. Tengo ganas de salir corriendo, y dejar este inmenso cuento, con sus hojas en blanco y su tinta regándose. Que enojo tan grande tengo adentro de mí. ¿Acaso no duermes con reloj? ¿Acaso no notas la claridad del día? Porque haz llegado mas tarde que yo. Imbécil. ¿Por qué? Me hiciste dar ese paso tan grande, y ahora vuelves, sin tu reloj, en la noche, queriendo saber un porque, sin ni siquiera ver tu “cuando”. Sin ni siquiera fijarte en tu “donde”. Esto debe ser una broma. Una tonta broma en donde no hice lo que pensé que hice. En donde tu… En donde ambos seguimos viéndonos en aquel reflejo incomprensible. Me encantaría dejar las cosas como están. Morir sola, y que a mi lado este  quien escogí como si fuese mi error mundano. Que mi mente arda de tanto pensarte, que mis pensamientos no tengan fin, pero que te piense tanto y tanto, que mi cabeza ya no aguante. Este será nuestro único secreto. Vivir esta vida llena de injusticia, amart

¿Qué hacer?

Me enfoque tanto en vivir el aquí y el ahora, que se me olvido borrar ese después al que tanto le temía. Odie tanto las decisiones de un sentimiento puro, y decidí enfocarme en mi razón de existir. Aplaudía tanto a ese corazón, lo dejaba decidir, y ¿como me pago? Abandonándome cuando ya me sentía muerta y podrida. Menos mal que los humanos nos sabemos reponer con el tiempo. Sea corto o sea lento, el tiempo sigue siendo eso, un pedazo de arena, al cual le rendimos la espera. La razón me dio tantas razones para creerle. Me dio seguridad, me hizo dudar de mis sentimientos, me hizo desconfiar. Tengo una vida. Todos felices, todos contentos con mi decisión. ¿Y yo que? Ahogada entre las sabanas, con quien alguna vez mi corazón escogió. Entonces eso en que algún momento hable, sobre el corazón y la razón, ya no sirve. Nada de lo que he dicho funciona para mí. Para cualquiera si, pero para mi son tonterías. Un alma descarrilada no se ayuda a si misma. Hoy duermo en otros brazos y mañana, en

Mente Feminista. (Amargura letal… 2)

¿Y quien diablos eres tú para querer poner peso sobre mí? ¿Acaso crees que una mujer no puede con todo esto? Mira esto es sencillo. O te bajas del barco, o yo misma te tiro. A mi este jueguito de creerse el “mas mas” hace que mi apetito de “feminicidio” me explote. Y si, lose. Eso es un disparate. Pero asusta. Porque no sabes con el cuento que le salgo yo a los hombres, y se asustan de verdad. Y ¿sabes algo? Realmente no te quiero asustar pero… Más vale que el pecho de King kong se te baje, porque esta que esta aquí, por un hombre, no se va a dejar mangonear. Date la oportunidad de conocerte, para que veas que ni contigo te casas. Intenta al menos abrir tu mente, pedazo de inepto, y trata de pensar en que el sexo opuesto, puede más que tu trapo de sexo fuerte. ¿Pero a que “fuerte” te refieres? O sea ¿a que diablos los hombres se refieren? ¿Al pene? Asumo yo, que es a eso a lo que alguien hombruno se refiere cuando habla del sexo fuerte. Pero que pena me dan ustedes varones. Si fuesen

Multitud.

Multitudes… odio las multitudes. La presencia de alguien que sabes que no conoces. Sin embargo tiene el atrevimiento de querer saber tu vida en un parpadeo. No hablo de las multitudes comunes. Hablo de las personas entrometidas, del humano particular. De hecho, hablo del humano que vive en esta tierra. Así que si, hablo de una multitud en general. ¿Porque nos enfocamos en querer meternos en la vida de los demás? Podemos estar en un parque, un autobús, en el carro en pleno estanque de vehículos, en las oficinas municipales, hasta en la iglesia. Y la reacción de alguien que pretende meterse en tu vida, siempre será la misma. Es usual que uno se moleste cuando camina por la calle, y un hombre le pita, o le tira piropos, o sea enserio. ¿Tan ineptos son los hombres que usualmente tienden a tener gríngolas y no ven una mujer, salvo al día en que se la quitan y ahí se vuelven locos? Porque les digo una cosa, no hay nada más asqueroso, que ver a un hombre desnucarse y llevarse el cuello po

EL abismo ya esta aquí.

Siento asco. Siento dolor entre mi pecho, siento engaños, mentiras, amor… Siento todo eso, y a la misma vez no siento nada. Mi vida es solo un juego. Solo eso… Un juego tonto y morboso, que hace que mi vida gire alrededor de quien más temo. ¿Todo se trata de un hombre no? De sus necesidades, su felicidad. Todo se trata de satisfacción, de burla. Esto se me sale de las manos. Siento sangre correr por mi cuerpo, siento que las mentiras me persiguen, siento que el cuerpo no me da para mas. Que injusticia. Las lágrimas ya no aguantan mi piel. Mis ojos ya no logran abrirse. Mi vida… Mi vida ya no esta a su merced. Nadie entiende mi agonía, nadie entiende hacia donde mirar, por que suelo caminar, nadie entiende esta estúpida osadía. Si tan solo tuviese a mi corazón en mi pecho… Si… Si tan solo tuviese felicidad, podría dar una sonrisa. Podría pretender ser feliz una vez más. Pero hoy me toca colgar los guantes. Me toca abrir las manos que jamás fueron mías. Me toca caer en ese abismo, huye