Siento
asco. Siento dolor entre mi pecho, siento engaños, mentiras, amor… Siento todo
eso, y a la misma vez no siento nada. Mi vida es solo un juego. Solo eso… Un
juego tonto y morboso, que hace que mi vida gire alrededor de quien más temo.
¿Todo se trata de un hombre no? De sus necesidades, su felicidad. Todo se trata
de satisfacción, de burla. Esto se me sale de las manos. Siento sangre correr
por mi cuerpo, siento que las mentiras me persiguen, siento que el cuerpo no me
da para mas. Que injusticia. Las lágrimas ya no aguantan mi piel. Mis ojos ya
no logran abrirse. Mi vida… Mi vida ya no esta a su merced. Nadie entiende mi
agonía, nadie entiende hacia donde mirar, por que suelo caminar, nadie entiende
esta estúpida osadía. Si tan solo tuviese a mi corazón en mi pecho… Si… Si tan
solo tuviese felicidad, podría dar una sonrisa. Podría pretender ser feliz una
vez más. Pero hoy me toca colgar los guantes. Me toca abrir las manos que jamás
fueron mías. Me toca caer en ese abismo, huyendo de las cataratas mortales. Y
realmente aun no se porque huyo, si no tengo corazón al cual dejar sin vida.
Solo me queda este cuerpo, frio y tieso de tanta hipocresía, frio y sucio de
tanto desamor, frio… solo frio, de tanto llanto, de tanto dolor. Solo me queda
el
engaño al que muchos me han dejado. Ese engaño con el que me terminaran por
matar. Ese engaño al que me merezco y con mucho orgullo estaré dispuesto a
aceptar.
©Derechos
de autor, Sheila Rosa Castro – 2012
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