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Un Leo y una Piscis.


Y ahí estaba, llena de llantos y desespero. Intentando explicar todas las cosas que no podía ver, que ni siquiera podía pensar. Y ahí estaba el… esperando lo que alguna vez deseó, lo que el si podía entender, y añorando que algún día tuviese lo que desea de forma correcta. Dos almas muy distintas se encontraron, se desearon. En un momento eso que ambos querían con tanta indiferencia se volvió en un espejo para los dos. Ahí estaban juntos, mirándose el uno al otro, viendo cada defecto insatisfecho, cada virtud alocada. Se estaban conociendo. Eran tal para cual, y muy diferentes a la misma vez. Querían lo mismo, de diferente forma. Al final el propósito era el mismo. Sin duda alguna los dos se querían, se están queriendo… Cada día es distinto al anterior, cada suspiro lleva consigo una sonrisa envuelta en el rostro de ambos. Ellos aún no lo saben, pero se están enamorando. Se ríen mutuamente cuando se ven, cuando saben que están en el mismo lugar. Intentan no mezclar las cosas, pero ya es imposible, entre ellos dos, ya ha pasado de todo, y aún falta por pasar. Faltan cosas que se sabe que estarán ahí, que serán un hecho, pero no se apresuran, no se detienen. Van a un paso más hacia  la meta, y la meta está a kilómetros de ellos, pero no importa, para ellos esta tranvía es mucho más aventurera que la satisfacción de haber llegado al final. Ellos dos… no son tan diferentes como dicen que son. Se tienen tanta paciencia, tienen tanto amor para dar, que ya no importa como es cada cual, solo importa que serán ambos juntos, que al final serán uno solo. Ellos dos solo se encontraron, para vivir en paz. Y se van a perder, se perderán tan profundamente el uno con el otro. Este Leo y esta piscis serán ellos mismos, y se descubrirán al pasar el tiempo, y se querrán aún más, ellos no tan solo se van a querer, ellos se van transformar. Y verán, que al final, eso que dicen que no pueden estar juntos, solo está en las mentes más débiles de esta tierra, y solo los tontos aceptarían una derrota así. Ellos dos quedaran impregnados con el sabor de sus caricias, serán ellos, la excepción a cualquier tontería, que la gente pueda hablar.

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