Ir al contenido principal

Cerrando puertas.

En un no muy lejano lugar, se encuentran varios espíritus que pelean consigo mismos. Suelen cerrar las puertas de lo que posiblemente será lo mejor en sus vidas, no dan esa posibilidad a aventurarse, y casi siempre deciden que es algo malo lanzarse, mucho antes de saber cómo está la situación en realidad… Esos, son espíritus perdidos. Van durante toda su vida, mendigando y exigiendo algo que no dan, que ni por equivocación pueden ofrecer. Se esconden detrás de la inseguridad, y bajo ese modo continúan su vida. Todo para ellos es un “que hubiese sucedido” o un “mejor no lo hago, porque terminara mal” Ellos no viven. No saben vivir, pero están cansados de vivir, porque piensan que les va mal… Ven defectos en otros espíritus, menos en ellos mismos. Y sienten que no reciben lo que merecen, y lo buscan en otro lugar, sin darse cuenta que ellos, tampoco dan lo suficiente. No ponen de su parte… Ellos, simplemente cierran sus puertas antes de saberlas abrir. Son cobardes, muy cobardes… Quieren todo, pero no hacen nada. Ellos no sueñan, ellos no confían en sí mismos. Vagan por el mundo pensando en que es lo que hacen mal, en que es lo que pasaría si… No viven, pero tampoco dejan vivir. No se dejan querer, no se dejan amar… Hay espíritus que simplemente se dejan morir. Cuando alguien les llega, ellos no saben qué hacer… No saben que decir, se cierran en ellos mismos, no se dejan caer a los brazos así porque sí. Hacen esperar, pero ellos no esperan. Exigen tiempo, sin darte a ti el tiempo que necesitas, y creen que eres capaz de necesitar de ellos, cuando en realidad quienes necesitan, son ellos de ti. En un no muy lejano lugar, se encuentran las almas perdidas… esos espíritus que aman, pero no se dan cuenta, que te quieren, pero no basta eso para dejarse fluir, ellos no van con el viento… Ellos simplemente te desean, te admiran, o solo si de verdad así lo quieren… entraran en ti, entraran en tu vida…

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Enojo

Enojo: Sentimiento en el cual, envuelve el cuerpo de una persona, haciéndola sentir con una fuerza interior, incontrolable, en el cual debes expulsarlo antes de que explote. Me pregunto qué he hecho mal, me pregunto qué hago mal cuanto intento no enojarme, cuando intento llevar la fiesta en paz. Trato de entender muchas cosas dentro de una misma situación. Quisiera ver mas allá de tus ojos, pero es imposible. Noto que aun así uno queriendo estar tranquilo nunca lo podemos estar. Ya no sé. Ya no entiendo que pasa aquí y ahora, ni entiendo que mas debe pasar. Así, como un día puedes estar feliz, al final de ese mismo día llega el enojo... ¡nada puede ser lindo! ya entiendo porque una parte de mí, me decía que la felicidad no existe...