Y aquí sigo… desdichada en mi camino sin rumbo a donde
ir. Ayer me encontraba con lacras, hoy ya ni la oscuridad me acompaña. Pedí
tanto estar acompañada (pues odio estar sola) y ahora sola estoy. Se acuerdan
de aquella soga? Del cuchillo… ya no están.
Ya no estoy en el mismo lugar. Ahora es peor. Ahora esto es serio (no que antes
no lo fuese, pero no me importaba.) ahora me importa menos. Pero tengo miedo.
Miedo a quedarme aquí atrapada, a no poder vivir más, a no poder verme feliz
con otra persona. Tengo miedo a sonreír mientras estoy en angustia. Tengo miedo
a odiarme y a dejarme de odiar. Simplemente tengo miedo. Me consume, me mata,
me devora. A lo largo veo un hueco con una pequeña luz, que si no es mi destino
diciéndome hacia donde debo ir, jamás me habría dado cuenta… Dos años… Dos años
haciéndome la no entendible, haciéndome la estúpida. Dos años intentando, y
diez dejando de intentar. “Soy yo la que me he metido en esto sola” – Así dice
mi mente mientras le echo la culpa a otro de mis dolores de corazón. Diez años…
Y sigo aquí… predicando el cómo se debe amar, sin amarme a mi primero. Diez años
jodiendo mi corazón, mi cerebro… Decidí levantarme una vez más. “¿Esto es lo
que quiero para mí?” “Es esto lo que merezco? Estar encerrada en cuatro paredes
con ratas, con todo y con nada a la vez. Que alguien me diga donde estoy, pues
ni yo puedo saberlo. Desde aquí, desde lo más profundo de este infierno les
saludo, y les pido que no me dejen morir. Ni aunque lo pida a gritos. ¡No lo
hagan! No me quiten mi aliento. No dejen que él me lo quite.
No me dejen aquí…
Comentarios
Publicar un comentario