Ir al contenido principal

Sin poder decir nada...

Ya he aguantado suficiente. Me duele la cabeza de tanto pensar, y hasta el cuerpo de tanto sentir. Tengo tanto miedo a tener miedo, que realmente ya todo me consume. Pienso a veces, pero solo a veces, que la vida es una maravilla, que no hay nada mejor que vivir. Que las decepciones no son en vano. Que el amor siempre esta ahí, que nunca se olvida, que nunca se abandona. Pero entonces me miro en el espejo y noto algo. Ya no me veo igual que antes. Ya no tengo el mismo rostro, la misma mirada, simplemente mi sonrisa ya no está. Trate de entender que era lo que estaba pasando. Pero nada me venía a la mente, no había explicación para la semejante cosa que estaba viendo frente a mí. Simplemente me habían destruido. No solamente jugaron conmigo, si no que ese alimento el cual me mantenía viva se me acabo. Me quitaron el nutriente más importante que podía tener mi cuerpo, el ingrediente más importante para vivir, el amor. Me quitaron las ganas de seguir amando, me quitaron las ganas de poder ver que me aman aun así, no sea verdad. Ya no puedo sufrir, porque he llegado al límite de mis latidos. Siento tan corta la respiración, me quitaron lo único que me mantenía a buen vivir. Qué triste es cuando notas la diferencia de lejos. Cuando sientes que no es lo mismo y al final cuando sabes que realmente no lo es. Al principio no lo aceptas, pero es cuestión de tiempo para darte cuenta de que no puedes mirar hacia atrás, ni dar la vuelta, ni alargar lo que ya no estira. No sé si escoger la mentira que estoy viviendo, o simplemente irme en búsqueda de la última esperanza que me queda. A fin de cuentas si vivo o muero, si cambio, o solo callo, sigue siendo mi vida.



©Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2013

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin daños a terceros. (Has llegado tarde)

Tengo ganas de huir. De todas formas he llegado tarde. Tengo ganas de salir corriendo, y dejar este inmenso cuento, con sus hojas en blanco y su tinta regándose. Que enojo tan grande tengo adentro de mí. ¿Acaso no duermes con reloj? ¿Acaso no notas la claridad del día? Porque haz llegado mas tarde que yo. Imbécil. ¿Por qué? Me hiciste dar ese paso tan grande, y ahora vuelves, sin tu reloj, en la noche, queriendo saber un porque, sin ni siquiera ver tu “cuando”. Sin ni siquiera fijarte en tu “donde”. Esto debe ser una broma. Una tonta broma en donde no hice lo que pensé que hice. En donde tu… En donde ambos seguimos viéndonos en aquel reflejo incomprensible. Me encantaría dejar las cosas como están. Morir sola, y que a mi lado este  quien escogí como si fuese mi error mundano. Que mi mente arda de tanto pensarte, que mis pensamientos no tengan fin, pero que te piense tanto y tanto, que mi cabeza ya no aguante. Este será nuestro único secreto. Vivir esta vida llena de injusticia, a...

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi...

Este amor.

Hacía tiempo ya, que no sentía algo semejante. Era cuestión de tiempo, para sentirme sola una vez más. Pero esta vez no fue así, fue muy distinto. Me llenaste por completo. Me ahogaste en ese mar de seducción al que tú solamente sabes escapar. Este amor es enfermizo, la locura ya no cabe en mí ser, los espectros entran y salen de mi cuerpo. Me siento poseída, me siento agotada, pero a nada de eso le doy importancia. Este amor es un amor que abacora, un amor que asfixia en esta tranvía loca, a la cual me llevas. Siento como el veneno recorre todo mi ser, como me voy quedando sin aliento, sin al menos poder pensar en lo que está sucediendo. Este amor tan loco me está matando, me está hiriendo cada día más, simplemente me está gustando. ¿Todavía quieres seguir? Atormentándonos en esto tan puro e imparable. ¿Deseas detenerte, o nos abarcamos en esta aventura loca? Voto por que me tengas en esta pesadilla por el resto de mis días. Que me atormentes, que me encierres para jamás ver l...