Tú
y yo nos iremos al infierno, Quiero que sepas eso. Tendremos castigos
diferentes, pero el propósito será el mismo. Recordar que hicimos de nuestra
vida un circo. Te enloquecías tanto al firmar un papel, que se te olvidaba el
maquillaje, la nariz, y hasta los zapatos de payaso. Yo con mi globo terráqueo,
y tú con la dignidad llamada danza en el piso. Huyes como prostituta en
tiroteo, y piensas que haces bien el irte cuando tu trabajo aun no ha
terminado. ¿La otra mitad? Fácil, se queda debajo de las sabanas, sudando por
sus ojos, y sangrando tanto sentimiento que casi se desangra de tristeza. Los
vecinos, y esas usuales paredes que oyen deciden hacer su entrada triunfal, postrándose
alrededor tuyo, acorralándote, usandote como apoyo para que ninguna caiga
encima de la otra sin alguna razón. Luego, el semblante cambia, y aquellos dos
que alguna vez decían haberse odiado, vuelven con más fuerza. El odio los
vuelve ignorantes, y al momento de notarlo, ya se había separado. Ahora estamos
separados mi querido “Don Juan” Ahora no te conozco y tu no me conoces. Sin
embargo hemos permitido usarnos, como nunca antes nos habíamos usado. Sin
compromiso ninguno nos desnudamos y dejamos que el cuerpo haga lo demás. Quizás
el matrimonio acorte el amor y alargue la amargura, pero una vida de aventura
me gusta mas que pasar el resto de mis días, con alguien que da poco con un
papel firmado, pero da todo con un apodo de amante. Quizás nos confundamos,
pero el mejor sexo del ser humano, es aquel que sin compromiso ama sin ser
amado.
©Derechos
de autor, Sheila Rosa Castro – 2012
Comentarios
Publicar un comentario