Ir al contenido principal

Y… ¿Dónde esta el final que busco? (Día #14)


Es una día como cualquier otro, enciendo el ordenador, abro el libro y empiezo a escribir. Me doy cuenta que el príncipe de mi cuento ya no esta.  Y el malvado hombre lobo, arrasa con todos en la aldea. Mi manzana ya ni esta podrida, ni esta envenenada, y me doy cuenta para acabar el día, que mi suela del zapato esta rota. Ya no solo no me sirve el zapato, si no que aun así me sirviera, no tiene suela. Escondo mi hermoso cabello, cuando una demoniaca briza envía una pequeña llama, y me lo incendia. Luego como tormenta de arena viene un fuerte viento, y me da una bofetada con un polvo para dormir. Me he mantenido despierta con analgésicos, lo cual es bien difícil de describir. ¿Porque es tan difícil un rescate en cada cuento? Porque no solo puedo, escribir un principio y un final feliz, así les ahorraría a todos el pesar de tener que memorizarse que el final feliz, siempre es con un beso, sin por supuesto terminar con el “Y vivieron felices por siempre” Fin. Mi final es algo más. De hecho, no todos mis cuentos conllevan un final. Solo espero al momento en el que se me ocurra una idea para un buen final. Creo que acabo de perder el hilo en mi cuento. Todo por un estúpido final. Si tan solo pudiese coger algo de ejemplo, pero no se en que mas podría pensar. Me han derrotado. Ni el canto al amor es de ayuda para mí. Ni la lejanía de quien me abandona, me contempla la musa que tanto deseo. Solo me quedan los problemas sin resolver, mientras otros ríen con sus otros cuentos. Que triste… Ya no quedar nada de mí. Que triste… Quedarme con el issue, y olvidarme de la respuesta. Que triste… Tener que tomar la más mínima creatividad, y escribir al final de mi cuento, lo más que he criticado. El “Y vivieron felices por siempre” Siempre estará a mi lado. FIN.
                                        ©Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Tiempo para cerveza.

Me encontraba a pasos de ti hace un tiempo atrás, tu ni cuenta te diste. Así como en muchas otras cosas lo hiciste. Pasamos tanto y nos dimos tan poco. Recuerdo que nos encontrabamos ahi… solos… finalmente solos. Pero que mucho nos costo estar en esa situación juntos. Y uno al lado de otro sin decir nada, y asi ibamos y nos dábamos cuenta de que estábamos bien, de que ese tormento no pasaría, de que solo fue una noche más en la que fue un malentendido. Supongo que eso pasaba por tu mente. Pero la mia parecia un tren a toda velocidad, sintiendo ese viento fuerte en la cara, como cuando alguien apenas abre la ventana del tren por donde viaja. Y te pega fuerte. Se mete por todo tu cuerpo y te hace sentir esa forma templada en que tu cuerpo se va convirtiendo. Yo quizas, viaje por mucho tiempo en ese momento. Mi mente se iba a volar, daba vueltas, hacia lo que fuese por no estar conmigo. Mientras te veía a ti tan feliz, intentando hacerlo otra vez… intentando ver si estoy bien con tu broma