Ir al contenido principal

Podría… Pero no quiero. (Día #15)


Me encantaría ir al cielo. Pero no me dejarían fumar. Me encantaría ser un ángel, pero mi sentido maligno se perdería para siempre. Sé que podría llegar a ser Dios, pero ¿para que serlo? Si puedo estar en contra de los demás, y ser temible. Podría ser y hacer muchas cosas, lo que no podría seria, dejar de pensar en ti. Podría romper las reglas del abecedario, podría aguantar cada ola del mar, podría talar cualquier árbol en el planeta, y que me culpen del calentamiento global. Podría cambiar la evolución del simio, podría volverme loca, y hacerte mio una vez mas. Podría detener la lluvia con mi mirada, podría telepáticamente ver donde estas. Podría ser la asesina en serie más perfecta en todos los tiempos, podría ganar una partida de póker sin jugar. Podría interpretar la tabla periódica como método anticonceptivo, podría interpretar una fruta como método mortal. Podría adelgazar todas las libras de mi cuerpo, podría emprender un camino sin rumbo al cual mirar, podría bajar la cabeza y dejarla rodar, yo sé que podría alzar mis manos y haría a la tierra temblar. Lo que no podría seria dejarte de amar. Podría junto contigo escribir el poema más absurdo que existiese, podría ir a la playa sin ropa de nadar. Podría hacer muchas cosas… podría… Si podría… Si pudiese llamar tu atención una vez mas, si pudiese ser yo la única en tu mirada, si pudiese estar contigo parada en un altar, dejaría todas esas cosas, para poder sobrevivir, porque de todas las cosas, lo mas difícil en mi, ha sido poder dejarte en paz.
  
©Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Tiempo para cerveza.

Me encontraba a pasos de ti hace un tiempo atrás, tu ni cuenta te diste. Así como en muchas otras cosas lo hiciste. Pasamos tanto y nos dimos tan poco. Recuerdo que nos encontrabamos ahi… solos… finalmente solos. Pero que mucho nos costo estar en esa situación juntos. Y uno al lado de otro sin decir nada, y asi ibamos y nos dábamos cuenta de que estábamos bien, de que ese tormento no pasaría, de que solo fue una noche más en la que fue un malentendido. Supongo que eso pasaba por tu mente. Pero la mia parecia un tren a toda velocidad, sintiendo ese viento fuerte en la cara, como cuando alguien apenas abre la ventana del tren por donde viaja. Y te pega fuerte. Se mete por todo tu cuerpo y te hace sentir esa forma templada en que tu cuerpo se va convirtiendo. Yo quizas, viaje por mucho tiempo en ese momento. Mi mente se iba a volar, daba vueltas, hacia lo que fuese por no estar conmigo. Mientras te veía a ti tan feliz, intentando hacerlo otra vez… intentando ver si estoy bien con tu broma