Ir al contenido principal

No hay explicación para esto. (Día #19)


Hoy me siento mal, me siento frívola. No tengo explicación para lo que siento. Es como si el mundo entero decidiese ponerse de acuerdo para arrojarme a un lado. Es como si a nadie le interesara lo que me pasa, o como me sentiría si algo pasara. Hoy… Duermo bajo unas sabanas gruesas, debajo de esa noche acalorada. Y aun así, mi sentido presenta un cuerpo frio, mas una lagrima congelada. No es por nadie que estoy así, es por mí. Por ser como soy con los demás, esperando algo a cambio. Es por mí, por mi actitud de querer ser buena con todos. Por querer ser ese consejo que cualquier otra persona quisiera tener. Pero hoy solo me aburro. Hoy solo intento ser yo la aconsejada. Intento poder tomar el sol, en esta noche helada, poder ver la luna y sentirme inspirada, pero no. Nada de eso esta a mí alrededor. Nada de eso me llama la atención. Porque a nadie le importo. Quisiera a veces, pero solo a veces, poder morir por un momento. Y en esos únicos instantes, poder ver quienes están ahí para mí, quienes lloran por hipocresía, y quienes lloran por mi partida de verdad. Quisiera poder ver cada suceso en la vida de cada uno de los que dicen amarme y respetarme. Y ver si se aman y se respetan ellos mismos. Quisiera poder darme cuenta de quien es amigo y quien no. Poder escoger solo una noche a la semana para mi y mi egoísmo. Que nos perdamos por las calles obscuras de aquel viejo llano, y vivir… Vivir como nunca. Desde hoy seré otra. Desde hoy seré yo. Solamente yo. Ni mi familia tendrá paso a mi aventura. Ni mis amigos verán mi felicidad en cada balcón. Solo yo. Solo mi ternura. Sera otro día en el paraíso, otro día fuera del cuarto de cristal, donde acorralada, siempre he estado, o al menos siempre pienso que me han mantenido.
                                        
©Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012


Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Enojo

Enojo: Sentimiento en el cual, envuelve el cuerpo de una persona, haciéndola sentir con una fuerza interior, incontrolable, en el cual debes expulsarlo antes de que explote. Me pregunto qué he hecho mal, me pregunto qué hago mal cuanto intento no enojarme, cuando intento llevar la fiesta en paz. Trato de entender muchas cosas dentro de una misma situación. Quisiera ver mas allá de tus ojos, pero es imposible. Noto que aun así uno queriendo estar tranquilo nunca lo podemos estar. Ya no sé. Ya no entiendo que pasa aquí y ahora, ni entiendo que mas debe pasar. Así, como un día puedes estar feliz, al final de ese mismo día llega el enojo... ¡nada puede ser lindo! ya entiendo porque una parte de mí, me decía que la felicidad no existe...