Cuenta
la leyenda, que en los viejos suburbios de barksnigan, existía el miedo entre
cada habitante, que los suspiros se escuchaban aun así fuesen mudos. Que se
podía incluso, escuchar los latidos del corazón, sin apenas acercarse. Cuenta
también la leyenda, que por amor se muere, y por rencor se vive con más fuerza.
Que la desesperación compra a la angustia, y la desilusión es servida con
bandeja de plata a la mesa. Hay rumores, de que todos han muerto por un poco de
aliento envenenado con odio. Cuentan secretos entre ellos, cuentan anécdotas
entre cada poema, pero cuentan, que cada cual esta muerto por su propio veneno,
que cada cual, ha perseguido un sueño, y como siempre se han quedado en la
meta. Según la historia de la mayoría de las personas, todos morimos por decepción,
según mi historia… Según mi historia todos morimos por morir, todos morimos por
hacer feliz a alguien que nos odia, por hacer sufrir a alguien que nos ama, por
quitarle el trabajo difícil a quien nos envidia. Solo morimos, porque no nos
queda de otra. Hay tantos rumores tontos de lo que debemos y no debemos de
hacer. Hay tantos cuentos absurdos de las decisiones que no debemos correr. Hay
tantas anécdotas estúpidas, sobre la muerte y el poder. Mírenme a mí, miren mi
camino. ¿No lo desean correr? ¿No desean seguir mis pisadas? Mueran amigos
míos. Mueran ante esta mirada, mueran en mi cama, en mis posaderas, pero mueran
con elegancia. Quiero ver a cada uno de ustedes caer al suelo, con la mente vacía
y la mirada a ciegas. Quiero sentir que cada leyenda esta viva en mi, en
ustedes. Mueran, váyanse, y llévenme con ustedes. Mueran y déjenme morir. Que
la leyenda nos reviva en cada momento que nuestras historias salgan de la boca
de alguien mas, que luego de contarla termine envuelto, entre esas sabanas
llamadas muerte, y que ese ultimo suspiro haga que cada leyenda, se deje de contar.
©Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012
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