Ir al contenido principal

Indecisión… (1/6)


 
¿Qué es lo que quieres que te diga? No me estorbes más. Si no te encuentro entre el enojo, te enojas. Sin no te encuentro entre el mar de lagrimas, dices que deje de llorar. Date cuenta. Eres tu quien me ha hecho la vida imposible. No podrías ser esa persona en mi vida jamás. Dime, ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿Que muera? ¿Qué desaparezca? Solo dime, y te prometo,  que no me veras jamás. Ese sentido de posesión que llevas me atormenta. Dime una cosa, ¿Cuánto puede durar, una persona sin hablar con otra aun así ambos quieran hacerlo? Me parece que han sido décadas. Ya siento la virginidad en mi cuerpo. Aun tengo el recuerdo de ello, y jamás me arrepentiría, aun así fuese con alguien a quien ahora odio por ser tan injusto con lo nuestro. Sugeriría pensarlo una vez más, pero es inevitable. Lo pienso todas las noches aun así no quiera verlo. Lo siento todos los días aun así no esté en mí. Es parte del recuerdo. Es parte de querer ser recordado, de querer recordar. Qué triste es tener miedo a sentir. Que triste es… tener miedo a sentir miedo. Que triste es el olvido, y mas triste aun es el recuerdo de lo que por error ya no es. Te odio con todas mis fuerzas. Lo tienes que saber es que, te odio porque eres, fuiste, y serás mi amor eterno. Te odio porque además de seguir de pie, eres parte de mis errores, y aun así, quisiera que fueses parte de mis recuerdos. Eres tan despreciable, que mi vida se ha vuelto despreciable gracias a ti. Eres tan basura que hasta la misma basura es catalogada oro en el mediterráneo. Te odio ¿y sabes algo más? Aun me duela decirlo, te odio, porque triste por demás aun te amo.

©Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin daños a terceros. (Has llegado tarde)

Tengo ganas de huir. De todas formas he llegado tarde. Tengo ganas de salir corriendo, y dejar este inmenso cuento, con sus hojas en blanco y su tinta regándose. Que enojo tan grande tengo adentro de mí. ¿Acaso no duermes con reloj? ¿Acaso no notas la claridad del día? Porque haz llegado mas tarde que yo. Imbécil. ¿Por qué? Me hiciste dar ese paso tan grande, y ahora vuelves, sin tu reloj, en la noche, queriendo saber un porque, sin ni siquiera ver tu “cuando”. Sin ni siquiera fijarte en tu “donde”. Esto debe ser una broma. Una tonta broma en donde no hice lo que pensé que hice. En donde tu… En donde ambos seguimos viéndonos en aquel reflejo incomprensible. Me encantaría dejar las cosas como están. Morir sola, y que a mi lado este  quien escogí como si fuese mi error mundano. Que mi mente arda de tanto pensarte, que mis pensamientos no tengan fin, pero que te piense tanto y tanto, que mi cabeza ya no aguante. Este será nuestro único secreto. Vivir esta vida llena de injusticia, a...

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi...

Este amor.

Hacía tiempo ya, que no sentía algo semejante. Era cuestión de tiempo, para sentirme sola una vez más. Pero esta vez no fue así, fue muy distinto. Me llenaste por completo. Me ahogaste en ese mar de seducción al que tú solamente sabes escapar. Este amor es enfermizo, la locura ya no cabe en mí ser, los espectros entran y salen de mi cuerpo. Me siento poseída, me siento agotada, pero a nada de eso le doy importancia. Este amor es un amor que abacora, un amor que asfixia en esta tranvía loca, a la cual me llevas. Siento como el veneno recorre todo mi ser, como me voy quedando sin aliento, sin al menos poder pensar en lo que está sucediendo. Este amor tan loco me está matando, me está hiriendo cada día más, simplemente me está gustando. ¿Todavía quieres seguir? Atormentándonos en esto tan puro e imparable. ¿Deseas detenerte, o nos abarcamos en esta aventura loca? Voto por que me tengas en esta pesadilla por el resto de mis días. Que me atormentes, que me encierres para jamás ver l...