¿Qué
es lo que quieres que te diga? No me estorbes más. Si no te encuentro entre el
enojo, te enojas. Sin no te encuentro entre el mar de lagrimas, dices que deje
de llorar. Date cuenta. Eres tu quien me ha hecho la vida imposible. No podrías
ser esa persona en mi vida jamás. Dime, ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿Que
muera? ¿Qué desaparezca? Solo dime, y te prometo, que no me veras jamás. Ese sentido de
posesión que llevas me atormenta. Dime una cosa, ¿Cuánto puede durar, una persona
sin hablar con otra aun así ambos quieran hacerlo? Me parece que han sido
décadas. Ya siento la virginidad en mi cuerpo. Aun tengo el recuerdo de ello, y
jamás me arrepentiría, aun así fuese con alguien a quien ahora odio por ser tan
injusto con lo nuestro. Sugeriría pensarlo una vez más, pero es inevitable. Lo
pienso todas las noches aun así no quiera verlo. Lo siento todos los días aun
así no esté en mí. Es parte del recuerdo. Es parte de querer ser recordado, de
querer recordar. Qué triste es tener miedo a sentir. Que triste es… tener miedo
a sentir miedo. Que triste es el olvido, y mas triste aun es el recuerdo de lo
que por error ya no es. Te odio con todas mis fuerzas. Lo tienes que saber es
que, te odio porque eres, fuiste, y serás mi amor eterno. Te odio porque además
de seguir de pie, eres parte de mis errores, y aun así, quisiera que fueses
parte de mis recuerdos. Eres tan despreciable, que mi vida se ha vuelto
despreciable gracias a ti. Eres tan basura que hasta la misma basura es
catalogada oro en el mediterráneo. Te odio ¿y sabes algo más? Aun me duela
decirlo, te odio, porque triste por demás aun te amo.
©Derechos
de autor, Sheila Rosa Castro – 2012
Comentarios
Publicar un comentario