Esta noche duermo sola. Me acompañan como de costumbre
mis almohadas, mis sabanas y mi colchón. Lo he dejado, y aun así, aun así
repito en mi mente las mismas palabras que alguna vez fueron de el “Podrás irte
a donde quieras, y besar a quien sea, pero al final, al final tu seguirás
siendo mía”
Digo
lo que fue y lo que se me pegue la gana. Digo lo conveniente, y lo que no jamás
lo digo. No es necesario hablar si por gestos nos hemos aprendido a comunicar.
Gestos como este (ensenando un golpe en su rostro) Jamás sabrán, lo que una
mujer siente en ese momento, a menos que sean rígida como sus golpes, como sus
sentimientos. Ya me canse de correr, y mírenme, aquí estoy en un cuarto de
hotel, sin que él sepa dónde encontrarme. Pienso que he ganado más que la
batalla, he ganado más que mi orgullo, he ganado libertad, una dulce libertad.
Pero estoy obligada a callar. Estoy obligada a quedarme en el mismo lugar en
donde él me encontró. Que estúpida, permito que me pegue, permito que me toque
con rudeza, y aun así, aun así sabiendo que está mal, siento firmeza en el.
Siento seguridad. He dejado de ser yo, he empezado a ser otra. Y lo mas que me
duele es, que aun para mi, el sigue siendo mi fuerza natural. Ya no me quedan
ganas de batallar. Ya no me quedan ganas de poder defenderme. Que dolor… Que
dolor siento al ver como me trata, que dolor siento al sentir su voz impregnada
en mi cuerpo. Que dolor siento al verme tirada en el suelo, y no poder hacer
nada. Dios… ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué me haces esto? ¿Que no
entiendes que lo amo? ¿No entiendes que él puede cambiar? (suena el teléfono)
“Diga… Si esa soy yo, ¿Qué necesita?... Si… entiendo… ¿Hace cuanto sucedió
eso?... Enseguida voy para allá.” Lo dije muchas veces, y lo volveré a repetir…
Jamás podría ser feliz, si quien me arruino mi vida, sigue estando aquí…
(Llamando a su amiga) “Lo he hecho bien… Lo he hecho bien patricia… Por fin
seré feliz… Por fin tendré mi propia vida…” Señoras y señores. He matado al
amor de mi vida… Por fin podremos vivir felices y en paz para siempre… Nos
vemos en el infierno cariño. (Con un revolver, se apunta en la nuca, y se da un
tiro.)
©Derechos
de autor, Sheila Rosa Castro – 2012
Comentarios
Publicar un comentario