Mi
cerebro esta apagándose en cada momento en que trato de pensar en el. Intento
tener las respuestas de lo que posiblemente sucederá, intento tener el apoyo de
quienes se que a conveniencia estarán. Pero nada de eso me zacea la sed de
querer tenerlo para mí, tenerlo para siempre. Es su deber irse, es su deber
pertenecer a esa gran batalla, que con mucho orgullo entenderé. Lo que no podre
entender durante años es que, a pesar del tiempo invertido en mí, en todo, aun
sigo esperando mi premio. Ese premio en donde podre reconocer que me reconocen
como lo que soy, como lo que por deber me corresponde, por lo que me he
convertido gracias a esto, gracias a él. Siento que extrañar se me hará mas
difícil de entender, ya que aun el estando a mi lado, siento que lo extraño. Ni
siquiera soy yo cuando me miro al espejo. Ni siquiera mi aliento reconozco.
Solo pienso en los días, en las horas, en el querer y en el poder. Siento que
la soledad me ayudara en esto, en todo. Siento que ni la muchedumbre, ni
ustedes los humanos me podrán llenar de placer. No. No esta vez. Ustedes solo
llenan la parte comible. Él lo llena todo,
y aun así llenándolo todo se ira, y me dejara con el olor de su piel.
© Derechos de autor, Sheila Rosa
Castro – 2012
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