Ir al contenido principal

Ruleta rusa.

   
Que hipocresía la nuestra, más aun, que hipocresía la mía. El escribir cosas que cualquiera piense que es fantasía. ¿Pura realidad? Aun no lo sé. Mi futuro es incierto, y mis manos las uso como guía. Necesito guiarme a todo, al principio y al final. Desde el punto medio me hecho a gritar, inhalo, trato de llevar esta osadía, pero es imposible. Nadie sabe lo que he hecho, nadie sabe mi cometido. Pero me aman como soy. Nadie se ha dado cuenta de mis confesiones a base de mis palabras, a base de mi escrito. Pero hoy por hoy se dan cuenta solo si se los grito. Traten de ir más lejos. Traten de llevarme a ese volcán. Pero no me juzguen. No sin antes haber leído las dos caras de la moneda, no sin antes haberse enterado de lo que siempre les he tratado de explicar. Ustedes son humanos. Jamás entenderían mi punto. Ustedes se enamoran sin parar, se nublan, se quedan incoherentes, ustedes son humanos. Qué cosa tan difícil es poder hablar. Es por eso que mis manos, expresan lo que mi miedo a ser grande, a ser segura no me deja expresar. Pero ahora soy yo, y ahora ustedes son nadie. Es mi momento. Debo ser feliz, aun así el más grande de los grandes, se quiera suicidar. Dejen al necio que sea necio, y dejen al listo que quiera saltar, de su indecisión a la desesperación, y de la desesperación hacia el momento final. Déjenme ser feliz, déjenme tener una oportunidad, denme esa pistola y empecemos a jugar.

                            © Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Enojo

Enojo: Sentimiento en el cual, envuelve el cuerpo de una persona, haciéndola sentir con una fuerza interior, incontrolable, en el cual debes expulsarlo antes de que explote. Me pregunto qué he hecho mal, me pregunto qué hago mal cuanto intento no enojarme, cuando intento llevar la fiesta en paz. Trato de entender muchas cosas dentro de una misma situación. Quisiera ver mas allá de tus ojos, pero es imposible. Noto que aun así uno queriendo estar tranquilo nunca lo podemos estar. Ya no sé. Ya no entiendo que pasa aquí y ahora, ni entiendo que mas debe pasar. Así, como un día puedes estar feliz, al final de ese mismo día llega el enojo... ¡nada puede ser lindo! ya entiendo porque una parte de mí, me decía que la felicidad no existe...