Ir al contenido principal

Promesas. (Día #12)


Prometí callar a ciegas. Prometí no volver a llorar. Prometí sentirme completa, pero no… Ya no puedo más. He prometido durante años tratar de ser fuerte, y cuando lo soy quedo siete pies bajo tierra. He intentado estar de pie. He intentado estar tranquila, he intentado dar vibras positivas, pero ya no puedo. No puedo más. Prometí siempre tener una sonrisa. Prometí alcanzar la última estrella en el mar. Prometí tener lo inalcanzable, prometí poder volverme a enamorar. Pero no… No puedo más. Prometí en un altar, “hasta que la muerte nos separara” que injusticia esa promesa. Que injusticia esa perdida de tiempo, si la soledad no me ayuda a mantenerme serena, y me acusa a cada momento. Prometí amar a alguien por el resto de mis días. Y ese alguien me fallo. Prometí amar a alguien por medio a la lejanía…  Y ahora con tanta promesa, solo me siento vacía. Que triste indecisión la que me arriba. Que triste sufrimiento el que tengo, al que mi corazón anima. Si al menos pudiese notar lo que esta mal, si al menos pudiese ver lo que no puedo. Un amor de correspondencia no puede ser libre. Un amor de correspondencia no puede ser sano. No en mí. Esto me parece estar corriendo en vano. Desearía poder ver más allá de la montaña, poder tocar la colina a lo lejos, y darme cuenta que es muy alta para escalar. ¿Que mas tengo que esperar? Ya ni los minutos cuento. Ya ni las hojas de papel me hacen sentido, solo recito lo que escribo, y por supuesto me creo el cuento. No se si decir si, a ese rencuentro, no se si terminar mi vida encima de quien me la acabo. No se si poner la daga una vez mas en mi corazón, y esta vez presionarlo yo, para terminar por fin con esta amarga indecisión.

                                    ©Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin daños a terceros. (Has llegado tarde)

Tengo ganas de huir. De todas formas he llegado tarde. Tengo ganas de salir corriendo, y dejar este inmenso cuento, con sus hojas en blanco y su tinta regándose. Que enojo tan grande tengo adentro de mí. ¿Acaso no duermes con reloj? ¿Acaso no notas la claridad del día? Porque haz llegado mas tarde que yo. Imbécil. ¿Por qué? Me hiciste dar ese paso tan grande, y ahora vuelves, sin tu reloj, en la noche, queriendo saber un porque, sin ni siquiera ver tu “cuando”. Sin ni siquiera fijarte en tu “donde”. Esto debe ser una broma. Una tonta broma en donde no hice lo que pensé que hice. En donde tu… En donde ambos seguimos viéndonos en aquel reflejo incomprensible. Me encantaría dejar las cosas como están. Morir sola, y que a mi lado este  quien escogí como si fuese mi error mundano. Que mi mente arda de tanto pensarte, que mis pensamientos no tengan fin, pero que te piense tanto y tanto, que mi cabeza ya no aguante. Este será nuestro único secreto. Vivir esta vida llena de injusticia, a...

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuis...

Tiempo para cerveza.

Me encontraba a pasos de ti hace un tiempo atrás, tu ni cuenta te diste. Así como en muchas otras cosas lo hiciste. Pasamos tanto y nos dimos tan poco. Recuerdo que nos encontrabamos ahi… solos… finalmente solos. Pero que mucho nos costo estar en esa situación juntos. Y uno al lado de otro sin decir nada, y asi ibamos y nos dábamos cuenta de que estábamos bien, de que ese tormento no pasaría, de que solo fue una noche más en la que fue un malentendido. Supongo que eso pasaba por tu mente. Pero la mia parecia un tren a toda velocidad, sintiendo ese viento fuerte en la cara, como cuando alguien apenas abre la ventana del tren por donde viaja. Y te pega fuerte. Se mete por todo tu cuerpo y te hace sentir esa forma templada en que tu cuerpo se va convirtiendo. Yo quizas, viaje por mucho tiempo en ese momento. Mi mente se iba a volar, daba vueltas, hacia lo que fuese por no estar conmigo. Mientras te veía a ti tan feliz, intentando hacerlo otra vez… intentando ver si estoy bien con tu broma...