Ir al contenido principal

Canto a un gran perdedor. (Día # 10)


De ti aprendí, que para poder llegar a ser feliz, debemos quitarnos el peso del que dirán de encima. Aprendí a darme a respetar, y saber cuando salirme de la jugada. Aprendí a desear ser feliz con alguien y lograrlo. Aprendí a no serle infiel a nadie más. De ti aprendí tantas cosas… Desde el abecedario en talismán, hasta esa gran melodía que recitabas todos los días. Aprendí a aguantar un orgasmo, aun así lo quiera. Sobre todo aprendí a darme a respetar de ti, y de los demás. Tú fuiste mi maestro, mi mentor. Que ganas no me hubiesen faltado que fueses tú mi alumno. Pero en la vida, hay que aprender no a perder, si no a ganar a medias. Que entiendas que las cosas no son de tu propiedad. Que el juego del escondite ya es historia. Y que cada vez que bebes, la copa siempre estará media llena. No solo elegiste ser un perdedor a medias. Si no que, decidiste dar una batalla en vano, sabiendo que de mi solo recibirás el daño que en mi tu provocaste. Sabiendo que hay otros dedos marcados en mis manos. Prometo no volver a pensarte, nunca jamás. Prometo no tener que recordar tu nombre. Ese nombre al que le dedique la mitad de mi vida, en pura infelicidad. Prometo ser yo, desde ahora, y no ser como  otros desean. Que mi risa se escuche hasta Korea, y prometo no hacer mas daño, a menos te lo merezcas. Esta es mi canción para ti, un verso pequeño de lo mucho que deseo verte sufriendo. Esta es mi melodía ida, mi momento de risa, ante alguien que era temible. Pero hoy día, no me importa si lo es o no. Hoy día, mi importa el amor de mi vida, mi esposo, a quien dedicare mi vida, mi amor, Hoy día… Recuerdo los momentos contigo, comparándolos en mi presente, echándole polvo, y barriéndolos al zafacón.

                                    ©Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Enojo

Enojo: Sentimiento en el cual, envuelve el cuerpo de una persona, haciéndola sentir con una fuerza interior, incontrolable, en el cual debes expulsarlo antes de que explote. Me pregunto qué he hecho mal, me pregunto qué hago mal cuanto intento no enojarme, cuando intento llevar la fiesta en paz. Trato de entender muchas cosas dentro de una misma situación. Quisiera ver mas allá de tus ojos, pero es imposible. Noto que aun así uno queriendo estar tranquilo nunca lo podemos estar. Ya no sé. Ya no entiendo que pasa aquí y ahora, ni entiendo que mas debe pasar. Así, como un día puedes estar feliz, al final de ese mismo día llega el enojo... ¡nada puede ser lindo! ya entiendo porque una parte de mí, me decía que la felicidad no existe...