Ir al contenido principal

Poca moral. (critica a el día de los enamorados)

Siento una grave curiosidad por entender el hecho de que es un día como cualquier otro, y me siento excitada. Siento como si  al pasar por la calle la mayoría de las personas me desnudaran con la mirada. Cada vez que me guiñan un ojo, me palpita con ansias de tener esa gran velada. Mi mente se oscurece, y de la nada se me ocurre pararme en una esquina en particular. Estoy en New York City, la ciudad del nunca jamás. A las 6:50am me encuentro con las piernas abiertas y con un desconocido que dice dar “buen sexo oral”. Finjo cuatro orgasmos, seguido de un beso placentero, y una buena venida de parte del sosiego. No es mi culpa querer tener el valor y no tenerlo. A la hora de llamarme *Pu$&, cuelgo la ropa interior en el ropero, y decido quitarme los tacos, para luego ser una persona normal. Es fácil querer tener sentimientos, lo difícil es llevarlos a cabo. Lo único que he tenido en mi área vaginal han sido bochornos. Si mi vagina tuviese rostro tendría cara de vergüenza ajena, y mis pechos no tendrían esta forma tan extraña parar “amamantar”. La diferencia de querer tener sexo, es que no sabes con quien hacerlo un día como hoy. 
El sexo opuesto no quiere un compromiso a menos que cambiemos de fecha, ahí el pene se erecta y luego vemos la fiesta en medio de la avenida. Ya saben la gran llamada “venida” entre ambos a la vez. Odio con toda el alma hablar sucio, pero si sucio se trata llévame a la cama con ganas de gritar, mientras me soplas la nuca, me giras con fuerza y dañas el momento con una sortija baratija, declarándote en medio de nuestro acto sexual. Somos adultos, y como adultos es preciso entender que los adultos no se casan. Al menos no los inteligentes. Solo los niños con poca moral. Entiendo el hecho de que debamos ignorar al mundo real, que tengamos limitación mental por el resto de este día tan anormal. Supongo que al salir de mi departamento encontrare rosas tiradas en el suelo, chocolates por todas partes y algunas declaraciones de matrimonio sin creatividad. Claro, casémonos un 14 de febrero, para que nos acordemos de nuestro aniversario y así sea más especial. Odio la melosidad, y esas ganas tan asquerosas de querer olvidar, que ando sola el día de los “enamorados” porque un imbécil no me supo amar. Es tiempo de olvidar, es tiempo de echarme a llorar al suelo, como de costumbre un 14 de febrero dentro del consuelo, encuentro la cosa que vibra, dentro del perchero. Resulta ser que no estoy tan sola, y tampoco fingiré orgasmos incumplidos. Me sentare en la mesa de noche con lo incomoda que es para recibir el reproche, encendiendo esa cosa que vibra mientras mis ojos se viran hacia atrás.
                     © Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin daños a terceros. (Has llegado tarde)

Tengo ganas de huir. De todas formas he llegado tarde. Tengo ganas de salir corriendo, y dejar este inmenso cuento, con sus hojas en blanco y su tinta regándose. Que enojo tan grande tengo adentro de mí. ¿Acaso no duermes con reloj? ¿Acaso no notas la claridad del día? Porque haz llegado mas tarde que yo. Imbécil. ¿Por qué? Me hiciste dar ese paso tan grande, y ahora vuelves, sin tu reloj, en la noche, queriendo saber un porque, sin ni siquiera ver tu “cuando”. Sin ni siquiera fijarte en tu “donde”. Esto debe ser una broma. Una tonta broma en donde no hice lo que pensé que hice. En donde tu… En donde ambos seguimos viéndonos en aquel reflejo incomprensible. Me encantaría dejar las cosas como están. Morir sola, y que a mi lado este  quien escogí como si fuese mi error mundano. Que mi mente arda de tanto pensarte, que mis pensamientos no tengan fin, pero que te piense tanto y tanto, que mi cabeza ya no aguante. Este será nuestro único secreto. Vivir esta vida llena de injusticia, a...

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuis...

Tiempo para cerveza.

Me encontraba a pasos de ti hace un tiempo atrás, tu ni cuenta te diste. Así como en muchas otras cosas lo hiciste. Pasamos tanto y nos dimos tan poco. Recuerdo que nos encontrabamos ahi… solos… finalmente solos. Pero que mucho nos costo estar en esa situación juntos. Y uno al lado de otro sin decir nada, y asi ibamos y nos dábamos cuenta de que estábamos bien, de que ese tormento no pasaría, de que solo fue una noche más en la que fue un malentendido. Supongo que eso pasaba por tu mente. Pero la mia parecia un tren a toda velocidad, sintiendo ese viento fuerte en la cara, como cuando alguien apenas abre la ventana del tren por donde viaja. Y te pega fuerte. Se mete por todo tu cuerpo y te hace sentir esa forma templada en que tu cuerpo se va convirtiendo. Yo quizas, viaje por mucho tiempo en ese momento. Mi mente se iba a volar, daba vueltas, hacia lo que fuese por no estar conmigo. Mientras te veía a ti tan feliz, intentando hacerlo otra vez… intentando ver si estoy bien con tu broma...