Ir al contenido principal

Llévame contigo, sácame de aquí.



Mirando a su lado con ojos soñolientos, boca dormida y sus dientes flojos. Asustada, mirando hacia todas partes y a la misma vez hacia nada. Se encontraba ella respirando profundo cuando gritaba en su mente tan fuerte, que cualquiera que pasara por su lado la podría escuchar. Y no era por ella por quien gritaba, en realidad no era por nadie, no era por nada. Solo porque si, solo porque tenía ganas. Llena de locura se dirige hacia el centro de lo que cree ella que es su mundo. Controlado por nadie, manejado sin ganas. Con cuatro ventanas, tres puertas, y ocho cerraduras, en lo que pensaba ella que era su casa. Un pedazo de cartón se aproximaba, la noche viable se transitaba tan confiable como cuando está intransitable. Aun así, hubiese una pista en su mente lo rural, y lo verbal jamás se acoplarían ante sus pensamientos esquizofrénicos, y sus consejos mutuos de desamores, arrepentimiento, infidelidad, perspectiva arrogante y persuasiva al mirar. “El amor es el amor, si es malo es porque lo hacemos así y punto! no sabemos amar! si supiéramos amar, no culparíamos al amor de nuestros errores como buenos mediocres y cobardes....” Se lo repetía todas las noches antes de dormir. Mientras su espejo se rompía con cada grito de desesperación que habituaba su cuarto. Su cuerpo de desintegraba, se iba secando poco a poco. El piso se habría con poder, y sus cenizas se arrojaban en el infierno lleno de almas delirantes. Despertó por dos segundo y dijo: “Este mundo es el infierno, no podemos morir e ir allá, porque ya estamos en el.” La felicidad se corrompe con cualquiera que desee corromperla. Con un beso, tanto como con un abrazo, un apretón de manos. Todo es motivo de la destrucción, todo es motivo del olor a azufre, por cada sentimiento enterrado.
© Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2012

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Enojo

Enojo: Sentimiento en el cual, envuelve el cuerpo de una persona, haciéndola sentir con una fuerza interior, incontrolable, en el cual debes expulsarlo antes de que explote. Me pregunto qué he hecho mal, me pregunto qué hago mal cuanto intento no enojarme, cuando intento llevar la fiesta en paz. Trato de entender muchas cosas dentro de una misma situación. Quisiera ver mas allá de tus ojos, pero es imposible. Noto que aun así uno queriendo estar tranquilo nunca lo podemos estar. Ya no sé. Ya no entiendo que pasa aquí y ahora, ni entiendo que mas debe pasar. Así, como un día puedes estar feliz, al final de ese mismo día llega el enojo... ¡nada puede ser lindo! ya entiendo porque una parte de mí, me decía que la felicidad no existe...