Todos los días sueño con un mañana sueño
con una vida llena de amor, y de pureza. Soy de las que sueña con querer ser
feliz por completo, por querer reír al acostarme y al despertar, soy todos en
uno, y uno en todos, soy yo la herramienta de todo manjar, soy yo quien se
dispone a criticar su reflejo, a delegar lo injusto entre lo justo, y entre
todo mi pensar. Soy yo, solo yo, la única quien puede abrir los brazos para
juzgarme, la única que puede sentir el rechazo propio sin ver el de los demás,
porque a veces y solo a veces me importo yo, sin importar las otras caras, sin
importar la deliciosa amargura en la que muchos se sienten envueltos cada día
sin pegar ojo, sin soltar esa soga donde se arriman.
Tengo ganas de huir. De todas formas he llegado tarde. Tengo ganas de salir corriendo, y dejar este inmenso cuento, con sus hojas en blanco y su tinta regándose. Que enojo tan grande tengo adentro de mí. ¿Acaso no duermes con reloj? ¿Acaso no notas la claridad del día? Porque haz llegado mas tarde que yo. Imbécil. ¿Por qué? Me hiciste dar ese paso tan grande, y ahora vuelves, sin tu reloj, en la noche, queriendo saber un porque, sin ni siquiera ver tu “cuando”. Sin ni siquiera fijarte en tu “donde”. Esto debe ser una broma. Una tonta broma en donde no hice lo que pensé que hice. En donde tu… En donde ambos seguimos viéndonos en aquel reflejo incomprensible. Me encantaría dejar las cosas como están. Morir sola, y que a mi lado este quien escogí como si fuese mi error mundano. Que mi mente arda de tanto pensarte, que mis pensamientos no tengan fin, pero que te piense tanto y tanto, que mi cabeza ya no aguante. Este será nuestro único secreto. Vivir esta vida llena de injusticia, a...
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