Quemare todo, todo que me recuerde
a ti... Entonces me quemare también, mis labios, mi piel... me quemare por
completo, me quemare para olvidar... De mi boca no saldrá tu nombre, mis labios
no volverán a hablar. Hoy es el día después, del día en donde dejaste de ser de
mi pertenencia, y si aun así no fuiste de mi pertenencia, sentí que lo eras,
pues no falto unir piel con piel para notar que es en mí a quien deseas. Estoy seca, siento llorar polvo, siento tocar
cenizas, siento ser nada. Adopción, adopción de actitudes involuntarias son las
que te identifican como persona. Adopción de una mente impropia, de un vaivén de
ideas descabelladas. O eres tú, o no es nadie. Así, repetía, tu subconsciente, haciéndote
ver tonto al lado de la idea misma, al lado de la realidad. Mientras acoplabas
los hechos con lo apecho, y tu risa se burlaba de tu caminar. No aceptas la
realidad. No aceptas lo importante, siempre fuiste un ignorante, aun así tu
mente dejara de maltratarse con tanto pensamiento, con tanto resentimiento, con
tan poca cordura, y esas ganas torpes de amar. Te amarras a la idea de que eres
tú el elegido, sin darte cuenta que el elegido ya está. No entiendes ver el
problema, a menos que creas que el problema no tiene que ver contigo, ni con el
verbo “amar”. No se puede amar a dos, no al menos en un trío, si quieres invita
a un cuarto, y nos vamos al cuarto a quitarnos el frio. Sería la única manera
correcta de ser infiel, y la única manera correcta de que me lleve el rio.
Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.
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