Ir al contenido principal

Común Acuerdo…



Tengo en ambas manos el destino de dos hombres, en la izquierda a quien amo, y en la derecha a quien decidí amar. Notaran que no estoy desvariando cuando les empiece a contar. Ayer note que mi alma se ligaba en uno solo, sin embargo, mi cerebro maquinaba a cuenta de otro, imaginaba a cuenta mía, pero mi subconsciente trabajaba sin poder ver la vía. Como si fuesen los rieles de un tren, como si fuese el camino hacia la victoria, en una mano tengo la gloria, y en la otra un vaivén. Suelen fluir ambos sentimientos a la vez, sin pecar en uno solo, sin verme como alguien absurdo y chabacano, me siento a ver el océano recordando que le estoy fallando a ambos. A uno no le interesa mis decisiones, y el otro ansia por escuchar que tengo que decir. Si escuchara lo que tengo que decir, moriría, se marchitaría lo que alguna vez pensé que podía construir. Cuando anochece siento tener el vicio de contarte lo que pasa, sin embargo lo cuento a mi misma (realmente es a quien único se lo puedo contar) me dices que no desespere, me no me acelere, pero siento que un día de estos me verán explotar. Amerita que hoy hable de esto, pues ayer tus labios roce, y aun así tenga un descontento, puedo decirte que en ti fue de quién me enamore.

© Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2011

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Enojo

Enojo: Sentimiento en el cual, envuelve el cuerpo de una persona, haciéndola sentir con una fuerza interior, incontrolable, en el cual debes expulsarlo antes de que explote. Me pregunto qué he hecho mal, me pregunto qué hago mal cuanto intento no enojarme, cuando intento llevar la fiesta en paz. Trato de entender muchas cosas dentro de una misma situación. Quisiera ver mas allá de tus ojos, pero es imposible. Noto que aun así uno queriendo estar tranquilo nunca lo podemos estar. Ya no sé. Ya no entiendo que pasa aquí y ahora, ni entiendo que mas debe pasar. Así, como un día puedes estar feliz, al final de ese mismo día llega el enojo... ¡nada puede ser lindo! ya entiendo porque una parte de mí, me decía que la felicidad no existe...