Quema todo lo que hay dentro de mí, quema mi cuerpo, llévaselo a quien lo desee y déjenme morir. Si es morir lo que quiero. Duele cuando siento estar muerta y luego despierto. Jamás me vi reír como ayer, rio de locura, rio por no saber, por no poder conocer donde está su paradero. Imagino que estas feliz, aunque yo también lo estoy, quemarme viva es una manera de poder sentir aunque sea dolor. Anoche volví a mirar tu fotografía, mientras cantaba la dulce sonata, en la que me componías, cada párrafo, cada letra me hacía ver que seguía fría. Llore hasta que quede dormida y aun así sentí como moría. Me levante con los ojos manchados de cenizas, una mirada distraída, solo mi mente decía que no te merecía. Mi subconsciente me ha mentido una vez más, pensé en que si le hacía caso podría estar toda la vida sin dejarte de amar, y mira, mirarme ahora, mira donde estoy, poseída por ti, poseída por eso a lo que le llaman odio. Pero, aun te pienso, y aun me pregunto el porqué, no de pensarte, sino el porqué dejarte ir. Si contigo moría y vivía a la vez, ahora solo muero, muero sin poderte tener y muero sabiendo que necesito tenerte. Me despierto cada noche en ese desespero, intento calmar mi sed pero jamás se zacea, dudo poder continuar, dudo poder seguir, no a menos que te vea. Necesito sentir que lo que dices es cierto. No me dejes encerrada unas ves mas, no lo hagas. Siente que por fin he vuelto a vivir, con la añoranza de tenerte, de tenerte al menos por un segundo. Siente que por primera vez me ves fuerte y no vulnerable. Siente que he sido yo, siéntelo, pero no me vuelvas a dejar, porque por ti muero. Por ti, sería capaz de matar. No creas que lloro por chantaje, no creas que lloro sin dolor. Esto no se compara a una actuación, no. Esto no se compara a un orgasmo fingido. Nada podría compararse al dolor de haberme ido, por obligación y no por deseo. Si, grítame una vez más, hazme sentir que aun sigues ahí, pégame, pégame si es necesario, pero tócame, tócame porque necesito sentirte, aun así sea por desprecio amare sentir tus manos en mi cuerpo. Siente como lo poco que queda sigue latiendo cada vez más, con una fuerza, con una gran velocidad. Si, si, rózame con tu navaja, hazme sentir tuya una vez más. Apuñálame si es lo que deseas, hazlo, pero hazme sentir como nunca. Después de varios minutos con tu dulce navaja en mi cuerpo, veo correr mi sangre, y por primera vez siento que estoy viva. Se siente bien vivir una vez más, más si estoy viviendo en tus brazos. Ahhhh! Esa es la famosa luz, el gran sendero. ¿Vez mi amor? Te dije que no era difícil hacerme sentir tuya una vez más, no era difícil hacerme vivir, sin terminar muriendo.
© Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2011
Comentarios
Publicar un comentario