Tanto te he querido, tanto te he respetado, y aun así quieres irte de mi lado, entonces no te detendré mas. Si así lo deseas, vete. Sufriré por un tiempo muerto, sin ánimos de vivir. Pero no me pienso quitar la vida por nadie, no amenos que me vuelva loca por un amor que jamás fue mío. No pienso detenerte, porque no pienso recibir migajas, valgo más que las cosas que tienes en tu vida. Valgo más que el mismo aliento que llevas en tu cuerpo. Si verdaderamente deseas irte, hazlo ya. No esperes a que recurra al llanto, porque no pienso hacerlo. No me pidas que te vea como un amigo, si ni siquiera me dejaste acercarme como tal. Te ofrezco mi amistad, pero de lejos. Un amigo como tú, que me deja a estas alturas, no vale ni el suelo por donde camino, ni las lagrimas que derramo, ni la sonrisa que poseo hará de ti un buen amigo. ¿Aun deseas irte? Entonces ¿Qué esperas? Vete y déjame botada como una gran doncella que se queda sin su príncipe, me quedare tirada en el huerto, en el cual con mucha hipocresía me hiciste el amor. Pero que tonta he sido, pensé que me amarías después de todo. Pero ahora el joven se va, entonces márchate, busca tu destino, encuentra tu camino. Pero no mires hacia atrás, porque mis brazos no piensan volver a recibirte. Aunque mis ojos se sequen de tanto llorar, y mi piel se vuelva polvo, aun así no pediré que regreses. No pienso rebajarme una vez más. Vete, estoy esperando por tu dulce ausencia, en la cual me dejaras tirada y desolada, pero vete ya no llore mas, ¿querías buscar tu camino? Entonces ya lo conseguiste, sal de esa puerta, baja las escaleras y escoge tu camino, descuida, no pienso posarme en la ventana para ver hacia dónde vas. Tienes todo el tiempo del mundo para irte, pero recuerda cuando te vayas, cerrar la puerta y no mirar hacia atrás.
© Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2011
Comentarios
Publicar un comentario