Ir al contenido principal

Transición


Esto paso en la vida real, en una vida la cual fui dueña y señora de mis actos. Viví por mucho tiempo buscando hacia dónde dirigirme, sentía que ningún lugar estaba hecho para mí. No había quien me entendiera, y a cada cosa que decía o pensaba era mal recibida por los demás. Termine muriendo a mis 20 años, y volvía a nacer solo al segundo después de haberme muerto. Todos mis familiares seguían igual, pero no me reconocían, porque por más que los amara, ellos aun vivían en la otra vida. Entonces, me toco una familia nueva, un nuevo horizonte. Me toco acostumbrarme a vivir, con todo y a la misma vez sin nada. Con nuevas oportunidades, y sin las personas que amaba. Nunca fui creyente de la reencarnación ni siquiera de la religión misma. Pero muriendo entendí todo, sin embargo, fue tan rápido morir y nacer al segundo, que aun sigo sin poder entender porque tenemos que morir en esta vida. Dejar a tus familiares, que te lloren por  meses, y luego solo seas un recuerdo más de lo que nunca fue. Cuando vives eres malcriado, terco, apestoso, y hasta vago. Pero cuando mueres, pasas a ser el mejor hijo, el impecable. Aquí me encuentro en mi velorio, viendo por una última vez a los que ya jamás me reconocerán, noto quien viene por pura hipocresía y quién no. Quien solo se lleva los chocolates y los pastelillos, y quien llora por un ser amado que ha partido. Intento gritarles, decirles que soy yo, pero estoy en mi fase de aun ser un recién nacido. Ellos me adoran sin darse cuenta que fui la luz de sus ojos por 20 años, me alegra darme cuenta, que por más que no tenga la misma familia se, que cada uno tendrá una nueva vida. Y que se darán cuenta de lo que yo. Tendrán su horizonte nuevo a pesar de que serán solo un recuerdo pasajero. Tendrán la oportunidad de sentir una dulce transición.


© Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2011

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amor a Distancia

Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo  de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.

La muerte de mi abuela.

Me encontraba en mi casa, acostada en el suelo y encima de una sábana lista para dormir. Cuando de repente empecé a llorar sin consuelo alguno. Me acordaba de cuando me dijeron que tenía cáncer. Me acordaba de cuando empecé a sentir cada estrago de esa enfermedad. Me sentía sin aire, sin esperanzas. Sentía miedo de dejar a los míos, o de que los míos se olvidaran de mí. Me esperance por segundos y me dije: ¡Tú puedes más que eso! Luego recordé, que era el ejemplo de mis hijos, y me propuse luchar hasta que el tiempo decidiera que hacer conmigo. Lloraba tanto y tanto, que peleaba con quien estuviese a mi lado. Me negaba a aceptar que en algún momento partiría de aquí. Estuve horas tirada en el suelo sin pensar en nada, salvo por el pensamiento de en qué rayos podía pensar. Me quede dormida de tan cansada que me dejo la lucha con mis sentimientos. Y cuando desperté todo había pasado. Me levante confundida, desorientada. Me prepare algo de comer y al mínimo segundo de haber terminado, mi

Enojo

Enojo: Sentimiento en el cual, envuelve el cuerpo de una persona, haciéndola sentir con una fuerza interior, incontrolable, en el cual debes expulsarlo antes de que explote. Me pregunto qué he hecho mal, me pregunto qué hago mal cuanto intento no enojarme, cuando intento llevar la fiesta en paz. Trato de entender muchas cosas dentro de una misma situación. Quisiera ver mas allá de tus ojos, pero es imposible. Noto que aun así uno queriendo estar tranquilo nunca lo podemos estar. Ya no sé. Ya no entiendo que pasa aquí y ahora, ni entiendo que mas debe pasar. Así, como un día puedes estar feliz, al final de ese mismo día llega el enojo... ¡nada puede ser lindo! ya entiendo porque una parte de mí, me decía que la felicidad no existe...