A veces me pregunto si valió la pena haber existido, o si valió la pena no haberlo hecho. Y es que ya no se qué vale más, si tu vida o la vida de uno mismo, pues la vida propia simboliza absolutamente todo lo que hemos hecho durante este largo y a la misma vez corto camino. Que me corten la lengua para no decir más, podrían cortarla, y aun así fuese un hecho, mis palabras saldrán de ese hueco llamado boca y se expresaran por si solas, dejando saber todo lo que habita dentro de mí. Fluye tan bien la sangre en el cuerpo, que ni la siento, como corre, como suele dar su trayectoria, sin importar nada más. Pero aun así, con el pensamiento de cuando dejaremos de ser lo que somos. Porque es que el cuerpo sabe más que la mente. Suelo nutrir la mente con la misma porción que intento nutrir al cuerpo, pero el cuerpo me pide más, desea más, y sobre todo espera más. ¿Y es que acaso no es pecado esperar más de lo que puedes obtener?, pecado seria, no poder dar lo que exige. Mi mente y mi cuerpo no dan para más, tanto lucho y lucho y siento que estoy dejando el ser, lo que soy se va transformando, y lo que fui y seré ya no existe. Mi mente se llena de preguntas transformadas en hechos reales, los cuales suelo confundir para no verme obligada a debatir conmigo misma. Siento que el cuerpo sigue ganando, y mi razón de existir hace que mi mente deje de funcionar a su conveniencia, tan pobre que es la mente cuando dejas de usarla, mas te usa ella a ti, haciendo que pienses lo que no quieres, haciendo que tus sentidos se incorporen a tu cuerpo, te expriman todo el jugo de tu ser, te envuelvan en ese manto llamado piel y te despojen de todo aquello vivido, simplemente por ser como eres. Simplemente por querer ser. Simplemente porque ser o no ser, es parte de la incógnita.
© Derechos de autor, Sheila Rosa Castro - 2011
Sintiendo que poco a poco nos vamos conociendo más, mi memoria se llena de tus recuerdos, de tu nombre. Y es tu nombre quien me hace sonreír, te reflejas en mi espejo, mas cuanto me encanta que te reflejes en el mi bello Narciso. Tan bello como el amor que siento por ti, tan rudo como las situaciones que a diario frecuentamos, pero nos amamos, nos adoramos. Tan clara que esta el agua, y puedo llegar a ver tu vida pasar por 10 inmensos segundos, los cuales me dejas sentir lo imposible que sería vivir sin el anhelo de tenerte aquí. Vive, vive amor mío, sonríe, y vive, que por ti es por quien amare toda mi vida. Corre, corre como si jamás hubieras corrido, como un niño cuando aprende a caminar, explora como nunca antes jamás. Mi cielo, mi terciopelo, eres mi todo y a la misma vez eres mi nada, te siento tan cerca, pero la lejanía me agarra con su malvada garra. Lejos estas, y no me queda nada más que solo tu recuerdo, que solo un papel con el reflejo de lo que en algún momento fuiste.
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