No podre entender jamás de que trata cada uno de mis problemas, ni siquiera su origen. No podre entender jamás el porqué de cada cosa extraña e insignificante. Jamás entendería el porqué de las actitudes de cada ser humano. Y no me importaría entender el porqué existe el amor, si al tiempo existirá el sufrimiento. Jamás entenderé porque lloramos con tanto sentimiento, ni porque ahogamos las penas con alcohol. Jamás entenderé porque a base de nuestras decisiones cometemos los peores errores, sin querer asumir las consecuencias. No entiendo el porqué de las despedidas, ni cuando existe la ausencia. No entiendo el porqué de la desconfianza. No entiendo el porqué existe un punto medio. Jamás entenderé porque estamos aquí, jamás lo entenderé, ni aunque me digan que estamos para amar, ni siquiera aunque me digan que estamos para odiar. Jamás entenderé el porque fuimos creados para amar, y sin embargo en eso es en lo menos que nos especializamos. Jamás entenderé el porqué de un beso, ni el porqué de un abrazo. No podre entender jamás el significado de afecto, el significado de ilusión. Jamás entenderé porque es que existen las discusiones, los malos ratos. Moriré sin poder entenderte, moriré sin poder descifrar cada código que hay en ti, solo porque no podre entender que existe dentro de esa mirada. Jamás entenderé el porque pienso tanto en ti. Jamás entenderé el porqué suelo repetir tu nombre. Jamás entenderé porque permito que me trates así, no entenderé jamás el porqué de mis acciones. Pero lo que nunca entenderé es el porqué de las tuyas. Moriré pensando que todo pasa por que sí, que todo pasa por destino, por etapa. Aun así me engañe a mí misma, moriré pensando en ti.
© Derechos de autor, Sheila Rosa Castro – 2011
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