Sumérgete, sumérgete conmigo en este mar de dolor, si fuiste tú quien me hizo esto, creo que merezco aunque sea tu fría compañía. No es de ti de quien hablo, es de mi, de lo tonta que he sido, de como poco a poco mi piel se ha marchitado se ha desvanecido, mis ojos no aguantan más, su peso es tanto, de tanta carga que llevan. Tú no tienes la culpa, solo te ahogas en ella. No fuiste quien empezó todo, sino el destino, un destino que poco a poco fuimos marcando los dos, y que destino tan cruel fue ese. Me hiciste sentir que podría confiar en alguien, pero jamás me hiciste sentir que fuese en ti en quien podría confiar. Antes, soñaba contigo continuamente, soñaba en verte, en poder estar juntos a pesar de todo. Hoy, aun sigo soñando, pero no estoy segura si merezcas saber de que tratan mis sueños ahora... siempre llegamos al mismo capítulo, aunque hayamos leído mil veces el libro, ¡terminamos en el mismo lugar! Tú y yo, definitivamente no empatamos.
Tengo ganas de huir. De todas formas he llegado tarde. Tengo ganas de salir corriendo, y dejar este inmenso cuento, con sus hojas en blanco y su tinta regándose. Que enojo tan grande tengo adentro de mí. ¿Acaso no duermes con reloj? ¿Acaso no notas la claridad del día? Porque haz llegado mas tarde que yo. Imbécil. ¿Por qué? Me hiciste dar ese paso tan grande, y ahora vuelves, sin tu reloj, en la noche, queriendo saber un porque, sin ni siquiera ver tu “cuando”. Sin ni siquiera fijarte en tu “donde”. Esto debe ser una broma. Una tonta broma en donde no hice lo que pensé que hice. En donde tu… En donde ambos seguimos viéndonos en aquel reflejo incomprensible. Me encantaría dejar las cosas como están. Morir sola, y que a mi lado este quien escogí como si fuese mi error mundano. Que mi mente arda de tanto pensarte, que mis pensamientos no tengan fin, pero que te piense tanto y tanto, que mi cabeza ya no aguante. Este será nuestro único secreto. Vivir esta vida llena de injusticia, a...
Comentarios
Publicar un comentario