Nos estamos descarrilando, nos estamos yendo a un abismo, a un mundo en el cual se va deteriorando cada día más. Todo por un poder, que de igual manera no nos será otorgado ni reconocido al momento de irnos de este mundo. Nadie es perfecto, entonces, ¿por qué querer ser mejor que los demás?, porque querer gobernar algo que al fin de cuentas es una responsabilidad la cual sea quien que sea la tome, jamás lograra hacerlo a la perfección. Vivimos en un mundo en el cual no se puede mirar hacia el lado, solo hacia al frente y con precaución. La vida como yo la conocía dejo de existir hace mucho, hemos dejado de estar unidos, hemos permitido que los desastres o problemas en nuestra vida hagan que pensemos mal, una cosa es "aprender de tus errores" otra es querer poner la excusa de que cambias por tantos errores que han pasado en tu vida. Mi pueblo, mi país, mi mundo, mi cielo, ya no son iguales a los que antes era. La esencia de lo que sentía, de lo que admiraba se ha ido poco a poco. Mi rumbo, por el cual siempre he luchado, se ha visto afectado por las decisiones de los demás, y ¿quién carajos debe decidir por nosotros? No ¿creen que ha pasado muchísimo tiempo para que ahora el mundo se revele? Y para colmo, guerras, guerras de poder... Es fácil hacer las cosas sin pensar a quien iremos a herir... Es fácil... Es fácil querer ser el rey del mundo, sin embargo, no es tan fácil cuando la corona te queda pequeña. Mi mundo tiene una corona bastante grande, en la cual jamás ningún gobernante, o persona que se crea "poderosa" le podrá quedar jamás. Esta en nosotros, la decisión de querer ser nobles, de querer ser de nuestra propia realeza, sin problemas, sin nadie que nos quiera tomar el pelo, o jugar con nuestra mente, con caritas bonitas, ojitos azules, y palabras halagadoras, las cuales adormecen nuestro espíritu, nuestra voz. Mi mundo, mi pueblo será reconocido por lo que es y por lo que siempre será. Un lugar con almas soñadoras, competentes, y con libertad. Mientras yo, seguiré soñando en mi vida como la conocía.
© Derechos de autor, Sheila Rosa Castro - 2011
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